Por Guillermo Meyer
Desde la llegada del kirchnerismo al poder asistimos a un desencajado discurso oficial que plantea una fuerte división entre progresistas y reaccionarios donde ellos son el gobierno nacional y popular representante del progresismo, mientras que quienes se atreven a cuestionarlos son la derecha reaccionaria golpista y nostálgica de la dictadura.
El progresismo ha sido tan tergiversado que hace fácil a cualquiera incluirse dentro del mismo. Pero el progresismo, como nosotros lo entendemos, no trata sólo de avanzar, sino de hacerlo según algunas prioridades tales como:
- Limitar la concentración del poder económico afianzando el rol del estado como agente regulador.
- Garantizar la igualdad de posibilidades y un reparto justo y equitativo de la riqueza.
- Manejar con transparencia y decencia el presupuesto público.
- Afirmación de un estado de derecho sosteniendo la democracia y sus instituciones como mejor sistema para canalizar la voluntad popular.
- Defensa de los derechos humanos y las libertades individuales.
Analizando el desempeño del gobierno con respecto a esos puntos se verifica que lo que hace el kirchnerismo en los hechos dista mucho de lo proclamado en sus discursos, y es bueno que la sociedad lo sepa.
- Limitar la concentración del poder económico afianzando el rol del estado como agente regulador.
Proclaman la construcción de un capitalismo nacional, sin embargo, los resultados demuestran que en su lugar lo que se afianzó fue un capitalismo de amigos.
Las grandes licitaciones públicas de importancia terminan en manos de un selecto grupo cuyo principal antecedente es su cercanía con el poder.
Los más conocidos son Lázaro Báez y Cristóbal López. Este último factura $1200 al año (eso sí es una renta extraordinaria). NK en la finalización de su mandato y por decreto, prorrogó la licencia de sus máquinas tragamonedas del Hipódromo de Palermo hasta el 2032, el mismo decreto además lo “obligaba” a instalar 1500 tragamonedas más alegando la necesidad de satisfacer una demanda creciente de la comunidad.
Algunas de esas empresas comenzaron también a comprar medios de comunicación, a pesar de no tener ningún tipo de experiencia en esa materia. Se entienden las motivaciones cuando en esos medios se expulsan a los periodistas que no hablan como le gustaría al gobierno. El caso más resonante fue el de Radio Del Plata.
Por otro lado se convirtió al Estado en socio bobo de empresas concesionarias sobre las que no hay controles serios. Una de esas situaciones nos referimos anteriormente en este blog (http://ucrlatercera.blogspot.com/search/label/Transporte)
También llama la atención que mientras el gobierno hostiga al campo, sobre todo a los pequeños y medianos productores, muchos “amigos” compran grandes extensiones de tierra.
Finalmente se ha permitido una progresiva desaparición del empresariado nacional. Según La última encuesta nacional de grandes empresas, de las 500 principales sólo el 33% de la producción está en manos de empresas argentinas, mientras que las extranjeras controlan el 67% restante.
Estos no son los resultados ni la forma de gestionar de un gobierno genuinamente progresista.
- Garantizar la igualdad de posibilidades y un reparto justo y equitativo de la riqueza.
El gobierno habla mucho de la redistribución de la riqueza, sin embargo lo que hacen es una transferencia de millonarios recursos a organizaciones sociales adictas que tienen a las familias pobres como rehenes y que se manejan como si fueran estados paralelos. Algunas incluso degeneraron en grupos violentos. Eso no es redistribución de la riqueza, eso es clientelismo.
Con el fin de disponer de caja para esa política clientelar, el Gobierno no tiene pruritos en pasar por encima de la Constitución. La crisis desatada por los fondos del Banco Central no es otra cosa que un capítulo más en la misma línea que la apropiación de recursos provinciales, el uso de depósitos del Banco Nación y la confiscación de los fondos del ANSES.
Respecto a esto último, parecía muy loable la intención del gobierno de terminar con el negocio privado de las AFJP y sus exorbitantes comisiones, sin embargo eso no significó la recuperación de esos fondos para los jubilados, estos apenas recibieron unos magros aumentos que no alcanzan a cubrir la pérdida de poder adquisitivo por la inflación. Finalmente el gobierno usó esos fondos para disciplinar gobernadores e intendentes y más clientelismo
Argumentan que no hicieron ningún recorte directo a los salarios, cosa que es cierto, pero por otro lado la inflación no significa solo que los precios suben sino que el salario de todos se ve recortado en su poder de compra, por lo que los trabajadores están sufriendo un recorte mucho mayor que un 13%. Así es que mientras los alimentos, alquileres, expensas, tarifas, remedios, se han incrementado entre un 25 y un 80 por ciento, los salarios subieron en el mismo lapso apenas un 20%. La inflación licua el poder de compra de quienes tienen menores recursos, es decir, de quienes tienen como gastos prioritarios la alimentación, no es el caso de quienes tienen negocios turísticos en El Calafate o viven de actividades especulativas.
La política impositiva sostenida por el gobierno tampoco tiene rasgos progresistas. A pesar del contexto internacional favorable que vivió el país y el crecimiento de la economía de los últimos años,
Durante este período el país tuvo enormes ventajas brindadas por un contexto internacional favorable y los incrementos en los precios de los productos que exportamos que permitieron un crecimiento del PBI que osciló en los últimos años entre un 7 y 9%. En ese contexto, una política progresista no hubiera permitido que la cantidad de pobres aumentara en tres millones desde
Una política progresista hubiera consistido en reducir o eliminar el IVA a los principales productos alimenticios y gravar como corresponde a la riqueza y actividades especulativas. Hubiera apostado a la distribución mediante el salario a través del trabajo y a la educación como garante de la igualdad de oportunidades garantizando a la niñez las condiciones de alimentación y salud que garanticen un exitoso aprendizaje.
Todo esto no nos debería sorprender considerando que gobiernan quienes formaron parte del modelo “neoliberal” de los `90 y agradecían públicamente en Santa Cruz al entonces presidente Menem todo lo que hacía por el país.
- Manejar con transparencia y decencia el presupuesto público.
No vamos a cuestionar a todo aquel que tiene dinero, sino a aquel que no puede explica razonablemente como lo hizo. En ese sentido los Kirchner dejan muchas dudas.
A lo largo del 2008, su patrimonio neto pasó de $17.824.941 a $46.036.711, lo cual implicó un crecimiento del 158%. Parte de esto se explica con operaciones inmobiliarias como la compra de un terreno en El Calafate, comprado en marzo de 2006 por $132.079, mientras Néstor Kirchner era presidente, y vendido luego por $6.300.000, dando una ganancia de $6.167.921; o la triplicación de sus depósitos bancarios, que pasaron en 2008 de $13.515.021 a $32.174.258 mediante una tasa de interés insólita.
Si en 2003 el patrimonio de los Kirchner era de $6.851.810, el incremento desde entonces fue del %572. Una fortuna amasada mediante operaciones especulativas es algo muy particular considerando que se trata de quienes despotrican desde la tribuna contra los “avaros oligarcas”.
A esto hay que sumarle los escándalos de Skanska, valijagate, bolsas de dinero olvidadas en un baño del ministerio de economía, Piccolotti, Jaime, etc., etc. Tampoco nos olvidemos de los desaparecidos fondos de Santa Cruz producto de la complicidad del entonces gobernador con el presidente Menem para entregar YPF.
En los últimos años hemos visto como se instalaba la resignada frase; “roba pero hace”. Pero al final de los gobiernos que motivaban esa expresión los resultados fueron desastrosos. Esto es así porque un funcionario público que tiene sus objetivo en hacer caja para si mismo y su banda, diseña las políticas públicas para servir a ese fin, y por lo general, independientemente de la orientación de se gobierno, ya sea progresista, liberal o conservador, los resultados negativos son muy parecidos.
Sin ética no se puede construir un verdadero progresismo.
- Afirmación de un estado de derecho sosteniendo la democracia y sus instituciones como mejor sistema para canalizar la voluntad popular.
Convirtieron en algo común el uso de los recursos del estado para comprar voluntades, intercambiando apoyo político por favores. Esta práctica queda en evidencia siempre que hay que tratar alguna ley “difícil” en el Congreso. Con esto se debilitan el federalismo y las instituciones representativas y republicanas sobre las que se basa nuestro orden democrático.
Por supuesto que un gobierno necesita recaudar, pero existen muchas formas de hacerlo sin hacer uso de los fondos de los jubilados o retenciones excesivas a la producción agropecuaria, como una correcta aplicación del impuesto a las ganancias en lugar de pisotear las instituciones, pero eso afectaría a muchos monopolios hoy amigos del gobierno. Además el impuesto a las ganancias es coparticipable y con esto disminuiría el poder que el ejecutivo nacional tiene sobre las gobernaciones provinciales.
Raúl Alfonsín decía que “tenemos una democracia renga, con libertad pero sin igualdad”. Es verdad que desde 1983 Argentina a avanzado mucho en cuanto a libertades y afianzamiento del estado de derecho, lo cual no fue fácil y es un logro muy valorable, pero queda una deuda aún muy grande en cuanto a igualdad. Sin embargo, mientras esa deuda se amplió, esa libertad está en riesgo debido a un clientelismo donde los que reciben son convertidos en rehenes de quien da y así ven diluida su libertad de elección al estar obligados a participar de determinados actos políticos o a votar a tal lista para seguir recibiendo unos pocos pesos.
Avanzaron sobre la libertad de expresión cuando mediante la “Ley de Medios” intentaron amordazar a la prensa o cuando pretenden disciplinarla mediante una distribución discrecional de la pauta oficial. El derecho a la libre expresión de los ciudadanos también esta en riesgo cuando manifestantes son atacados en su lugar de reunión por patotas que irrumpen a golpes a modo de fuerzas paramilitares.
Los Kirchner no entienden que la división de poderes planteado en
Es falso que la igualdad se obtenga a costa de perder libertad. La igualdad no puede ir sino de la mano con la vida y la paz.
- Defensa de los derechos humanos y las libertades individuales.
Se les reconoce el haber reiniciado el enjuiciamiento de los responsables de delitos de lesa humanidad durante la dictadura. Sin embargo se vino haciendo un uso político de los mismos a punto tal de provocar la demora de los procesos judiciales para sacar provecho por mas tiempo.
Los Kirchner se dicen luchadores de siempre por los derechos humanos, sin embargo, cuando durante la campaña de 1983 Alfonsín se comprometía a juzgar a las juntas militares, ellos apoyaban a un candidato que aceptaba la ley de autoamnistía del proceso. Tampoco se los escucho molestos durante su período menemista cuando este dio el indulto. Durante la dictadura iniciaron su fortuna usufructuando el modelo económico (también genocida) de Martínez de Hoz, siendo ejecutores de los juicios hipotecarios que la gente no podía pagar debido a la aplicación de
Por último, una persona realmente comprometida con los derechos humanos jamás podría haber comparado la desaparición forzada de personas durante la dictadura con el “secuestro de los goles”, tal cual hizo la presidenta durante la presentación del “fútbol para todos” (pagado por todos, nos guste o no el fútbol).
En definitiva, los derechos humanos son utilizados para la construcción de antinomias que posibiliten la conservación del poder. Son el “paragolpes” del kirchnerismo, es decir, si alguien cuestiona hechos de corrupción; el avasallamiento de las instituciones, la inflación, etc., es porque está con Videla, Massera, Pando y Cía. Esta banalización puede provocar a futuro un daño muy importante a una de las causas más nobles que existen.
En estos años el país ha visto dilapidadas enormes oportunidades por la aplicación de políticas que solo buscaron hacer caja para mantener el poder por el poder mismo. En ese afán quedaron sacrificadas por las urgencias electorales la planificación a largo plazo, el desarrollo industrial, la revitalización del campo (estamos al borde de tener que importar carne), la actualización en materia energética (perdimos el autoabastecimiento de petróleo logrado durante la gestión de Alfonsín).
Como en otras épocas, la reconstrucción de un país no puede hacerse sin verdad y justicia. La corrupción es causa de mucho dolor en mucha gente e incluso de muertes. Por eso, si se cometieron delitos de corrupción, estos no pueden quedar impunes. Esto además queda claro en el artículo 36 de la Constitución Nacional.
Sabemos que la herencia que recibirá el próximo gobierno será pesada. Pero los radicales debemos asumir la responsabilidad de corregir el daño provocado, por empezar, devolviéndole a la gente la esperanza de que entre todos podemos hacer un futuro mejor. Que todos creamos y trabajemos para que desde el 2011 comience a ser realidad ese ideal progresista por el que trabajamos desde 1983: para que con la democracia se coma, se cure y se eduque.