
Algunos tal vez nos conocen, otros posiblemente nunca hayan oído de nosotros. En 1982 encabezamos la fundación del comité de Montes de Oca 778 en la Sección 3ª de Capital. Desde entonces vivimos buenos y malos momentos, pero manteniendo siempre una firme vocación militante. Creemos en la necesidad de salir de los locales partidarios para acercarnos a nuestros correligionarios y vecinos. Queremos, junto a nuestros vecinos y correligionarios, generar propuestas concretas y trabajar por su materialización y discutir ideas sin pretender imponer las nuestras sino instalar el debate para enriquecerlas dando más valor a la búsqueda de consensos que pretender tener siempre la razón.
Es en ese sentido es que decidimos contar con este medio de comunicación. Por eso convocamos a todos los que deseen aportar a su construcción y formar parte de un espacio abierto de debate y reflexión sobre los múltiples temas que nos interesan.
¿Por qué la política?
La militancia hoy día es más difícil en el marco de la desconfianza y apatía de buena parte de la sociedad hacia la política, pero esa circunstancia hace aún más importante nuestra participación. La corrupción, la ineficiencia y la ausencia del estado que sufrimos en estos tiempos, ha hecho que muchos vean en la política la causa de todos los males, aunque nuestros problemas no son tan simples.Condenar a la dirigencia por su ineficiencia es razonable en una democracia. Es verdad que la dirigencia política debería ser mejor, y no lo es. Pero debemos reconocer que esta no surge de otro lugar que del seno mismo de nuestra sociedad. De hecho, la crisis de confianza incluye a todas las organizaciones y sectores. Por eso pensar que una política malvada rapiña a una sociedad inocente sirve para aliviar el sentimiento de responsabilidad de cada uno, pero ese pensamiento surge de una mirada simplista y superficial. Tampoco es justo meter a todo el mundo en una bolsa a través de la generalización fácil cuando el desafío es saber distinguir entre unos y otros para lograr vislumbrar una posibilidad de cambio. También tenemos que considerar que si se pretende una mejor representación debemos contar además con mejores representados, todos podemos ser mejores en lo que hacemos, todos conocemos a alguien a quien ayudar y todos tenemos alguna posibilidad de participar y comprometernos, en definitiva, todos podemos aportar a hacer un país mejor.
Por lo tanto es necesario comprender que todo ciudadano es participe de alguna manera de la política, por acción o por omisión. Con una democracia fuerte el pueblo puede incidir sobre el poder a través de voto y otras formas de participación. Pero si las instituciones democráticas se debilitan, la suma del poder real pasaría a manos de minorías poderosas sobre las cuales nuestra capacidad de incidencia desaparece. No quiero caer en el planteo de la existencia de un "antipueblo" que conspira en nuestra contra, pero es cierto que en el país conviven intereses, muchas veces contrapuestos y con diferentes fortalezas, lo que hace necesario un Estado con la fuerza necesaria para garantizar un contrato social que impida que algunos se beneficien a costa de la miseria de otros. Se puede concluir que la única manera de solucionar los problemas de la política es con más y mejor política con partidos fuertes, consolidados, abiertos, transparentes y con claridad ideológica.
Todo esto requiere ejemplos que deben venir desde más arriba, lamentablemente hoy cunde la percepción de que quien hace las cosas por izquierda se sale con la suya y es un “vivo” o un “piola”, y el que trata de cumplir la ley haciendo lo correcto termina perdiendo y es un “tonto”. Si esas se convierten finalmente en las opciones para los argentinos, nuestro país no transitará otro camino que el de la decadencia.
¿Por qué la democracia?
Nadie es dueño de una verdad absoluta, por lo que el permanente contraste de ideas es lo que nos permitirá lograr una síntesis que nos lleve a las mejores soluciones para nuestros problemas. El debate de ideas no debilita las propias, al contrario, las fortalecen cuando estas superan las críticas y nos permiten mejorarlas cuando el otro nos permite ver posibles falencias. Si lo que se discute es el futuro de todos, todos tenemos el derecho de participar y expresarnos.
Lamentablemente la democracia ha sufrido graves ataques en los últimos tiempos y de la mano de un gobierno elegido por voto popular. Durante el pasado conflicto generado a partir de la resolución 125, vimos con preocupación como se enviaban fuerzas de choque para silenciar violentamente a quienes se expresaban en el sentido contrario a sus deseos apoyando al campo. Al mismo tiempo se atacaba a los medios periodísticos que no decían lo que el gobierno quería.
La acción política debe basarse en el diálogo, el contraste y la búsqueda de consensos dejando de lado intereses mezquinos. Negar la existencia del que piensa distinto y buscar imponerse por la prepotencia lleva a la anulación de fuerzas y a enfrentamientos estériles y perjudiciales para todos. En democracia se discute con el que piensa distinto y no se lo demoniza o se lo llama despectivamente “gorila” por pensar distinto. Esas descalificaciones evidencian además la total falta de argumentos presentables para defender alguna posición.
La acción política debe basarse en el diálogo, el contraste y la búsqueda de consensos dejando de lado intereses mezquinos. Negar la existencia del que piensa distinto y buscar imponerse por la prepotencia lleva a la anulación de fuerzas y a enfrentamientos estériles y perjudiciales para todos. En democracia se discute con el que piensa distinto y no se lo demoniza o se lo llama despectivamente “gorila” por pensar distinto. Esas descalificaciones evidencian además la total falta de argumentos presentables para defender alguna posición.
También desvirtúan la democracia las prácticas clientelistas cuando se ofrecen alimentos y colchones a quienes los necesitan con desesperación a cambio de su voto o cuando se montan actos políticos donde la gente pasa a constituir una escenografía montada al costo de pancho, coca, choripan y algunos pesos de origen desconocido. No hay mayor desprecio por los más humildes que usarlos de ese modo.
¿Por qué la república?
El mundo nos muestra que los países con desarrollo económico y social cuentan, por sobre todo, con instituciones y estructuras políticas de gran calidad. La República asegura que todas las opiniones, incluso las minoritarias, puedan expresarse institucionalmente a la vez que evita que una se imponga sobre las demás y que nadie pueda tener un poder absoluto. Por eso la República siempre fue combatida por quienes están dominados por una vocación hegemónica y autoritaria.
Por eso es preocupante escuchar a este gobierno argumentar que los “superpoderes” se deben a que es la única forma de enfrentar situaciones de crisis. Con esto nos están diciendo que no creen que la vigencia plena de las instituciones republicanas sean el mejor sistema (a confesión de parte relevo de pruebas). Las distintas actitudes frente a las instituciones republicanas se originan en la forma de concebir el poder, para este gobierno el "poder" es un fin en si mismo a lograr a cualquier precio. En cambio, a nuestro modo de ver, el poder es la herramienta para la concreción de un proyecto político que asegure el mayor bienestar de los habitantes. Este concepto, a diferencia del primero, coloca al ciudadano como el objeto principal de toda actividad política y no la propia permanencia en el poder.
La República también requiere que las distintas posiciones se expresen a través de organizaciones políticas sólidas. Esto quedó evidenciado durante la crisis de los partidos políticos desatada durante los últimos años, donde una figura de buena instalación mediática era más importante que el conjunto de ideas que representaba. Esto fue acompañado por una atomización que permitió la instalación de un proyecto hegemónico que no permitía vislumbrar una futura alternancia en el poder. Esta situación se está revirtiendo, en parte por la actual coordinación lograda entre los diferentes partidos de oposición y el peso propio de la prepotencia kirchnerista.
Es importante reconstruir los partidos en base a principios e ideas, lo que les da una solidez de la que carecen partidos cuya existencia depende solo de la ubicación en las encuestas de alguna figura mediática. Es razonable que un partido político presente en sociedad a los candidatos más destacados por esta, pero un partido o un acuerdo político construido además sobre la base de principios, ideas y programas seguramente será más fuerte, estable y útil a la sociedad que aquel construido solo sobre lo electoral.
¿Por qué la justicia social?
La Democracia no debe entenderse solo como un sistema que permite a los ciudadanos expresarse libremente. Para que exista una verdadera democracia se debe garantizar a todos los ciudadanos los medios para poder hacer uso de esa libertad, esto es, educación, salud, trabajo digno y bienestar, de modo que no sean rehenes de inescrupulosos que los utilizan para permanecer en el poder y perpetuar sus carencias.
En un país plenamente democrático todos los ciudadanos deben tener la posibilidad de proyectar su futuro y hacerlo realidad a través de su esfuerzo. Por eso no hablamos de igualitarismo sino de igualdad de posibilidades ponderando el esfuerzo de cada ciudadano por la superación personal. Lamentablemente en nuestro país la posibilidad de realización de cada individuo está condicionada por el azar: el que nace pobre o en un hogar excluído tiene enormes desventajas cada vez más difíciles de remontar, lo cual no solo va en perjuicio de ese individuo sino de toda la sociedad que pierde los beneficios que podría gozar por el desarrollo de tantas potencialidades desperdiciadas. Para eso hace falta una real distribución del ingreso, y esto se hace a través del salario que cada uno recibe. Esto implica también la recuperación de la cultura del trabajo.
Todos los argentinos debemos ser concientes de que los problemas de otros compatriotas también nos incumben. Es absolutamente razonable que cada ciudadano se exprese según la conveniencia de sus propios intereses, pero también es necesario tener una mirada más amplia sobre lo que llamamos “propia conveniencia”. Nunca vamos a estar completamente bien en un país injusto, aunque podamos tener un buen pasar económico, las desigualdades son siempre causas de rupturas sociales que tarde o temprano terminan afectándonos a todos. No se trata solo de vivir bien, sino de vivir bien en un país mejor. Todo esto requiere no solo un cambio de política sino un cambio cultural en todos nosotros entendiendo que tenemos que llevar a la práctica el concepto de Nación. Así, nuestro bienestar será fruto de una construcción colectiva que nos incluya a todos y sepamos que si nos preocupamos por otro, también vamos a encontrar ayuda cuando la necesitemos.
Por todo esto es que la militancia política es tan importante en nuestras vidas. No queremos ser simples espectadores de lo que sucede sino aportar a la transformación de nuestra sociedad y nuestro país. Como nos decía Machado a través de su poesía, "Caminante no hay camino, se hace camino al andar". Si ser progresista es ensanchar el espacio de lo posible, nuestro camino es precisamente esta tarea de andar y construir ese espacio trabajando por una mejor calidad de vida para nuestra gente y la reconstrucción del orgullo de ser argentinos.
Y ese camino queremos transitarlo con vos.

No hay comentarios:
Publicar un comentario